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Creación de realidades

Glíptica dispone su condición de autorretrato: es una meditación sobre las luces y sombras que conforman al Ser. También es una reflexión sobre determinados niveles del pensamiento, sobre la necesidad de resolver el enigma que crece en la mente. Rufino Mea reflexiona sobre este concepto:

“Con sombra temerosa, la piedra central es un aullido terrible que oprime la garganta y no se calma nunca. También puede ser un simulacro del rostro; mientras muevo las manos pienso que el mío es de aliento y piedra. Especialmente es un mapa de la memoria en las capas más profundas.

Quizá la obra es la caja de la amnesia y las fuentes del olvido. Glíptica y caverna son las luces que emergen de las sombras, el susurro que titila en el fondo de la cueva. En la obra son ideas impresas sobre planchas de barro, libros que quedan ocultos en la fachada de la mente.”

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